Por Francis Frangipane
(English)
La percepción espiritual tiene su fundamento en la pureza de corazón. Lo que vemos en la vida, y la manera en que lo vemos, depende de lo que hay en el campo de nuestra manera de pensar interior. Para tener una visión abierta y clara en relación con el reino de Dios, es absolutamente esencial tener un corazón puro.
La percepción espiritual tiene su fundamento en la pureza de corazón. Lo que vemos en la vida, y la manera en que lo vemos, depende de lo que hay en el campo de nuestra manera de pensar interior. Para tener una visión abierta y clara en relación con el reino de Dios, es absolutamente esencial tener un corazón puro.
Ante al trono de Dios
En el libro de Apocalipsis hay una maravilla: “Y delante del trono había como un mar de
vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro
seres vivientes llenos de ojos delante y detrás” (Apocalipsis
4: 6-8). Nuestro propósito aquí no es enfrascarnos en
especulaciones sobre estos cuatro seres. Nuestra meta es adquirir esa pureza de
corazón que resulta de vivir consciente de la presencia de Dios. Procuramos
tener la visión amplia y abierta que se manifiesta ante su trono.